El libro es una incursión muy personal en la región más extensa y variopinta de nuestra historia y geografía. También la más ignota. Marco Fajardo se adentra en los meandros del exilio chileno sin ínfulas de historiador ni afanes catequistas. Lo hace simplemente para indagar en los orígenes de su propia biografía. Pero al hacerlo hurga además nolens volens en esos opacos capítulos de nuestra «historia privada de la nación» que muchos próceres, subpróceres y aedos de la fementida transición democrática poscapitanato preferirían ignorar (o enterrarlos como acostumbran hacer los gatos con sus deyecciones). Con un laconismo epigramático muy parecido a la circunspección, Fajardo evoca breves circunstancias y personas de sus «exilios dorados», los que comienzan mucho antes de su propio nacimiento en una bella ciudad de un país que ya no existe. Para muchos como él, tales «exilios dorados» se han extendido y siguen vigentes en eso que la mitología popular se ha dado en llamar la patria: un territorio a todas luces más imaginario que real. Por todo esto y algo más, el libro que en estos momentos usted sostiene en sus manos es, sobre todo, aunque melancólico, un esforzado regate a las melifluas embestidas de nuestra desmemoria. Más que saludable entonces. Marco Fajardo Caballero llegó a Chile en 1990. Su familia vivió el exilio en la República Democrática Alemana y Colombia. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Santiago de Chile y ha trabajado en diversos medios de comunicación. Ha publicado los libros Contra Bachelet y otros (2006), Postales (2008), Los inquilinos (2009) y Juan sin tierra (2011).